Biografía
Recordando a Irma Ladi Geraldo Ramírez
En la quietud de la madrugada del 31 de enero de 1937, en la serena ciudad de Inca de Oro, Atacama, Chile, nació Irma Ladi Geraldo Ramírez, una mujer cuyo espíritu aventurero y corazón generoso dejaron huella en todos aquellos que tuvieron la dicha de conocerla.
Irma creció en Vallenar, rodeada del cariño de sus padres y sus cuatro hermanos, en un hogar donde la calidez y la alegría eran el pan de cada día. Fue en esa ciudad donde su vida tomó un giro significativo al conocer a Oscar Isaías Vásquez Vásquez, su gran amor. De este amor nació su hijo, Oscar Vásquez Geraldo, y juntos se aventuraron a la hermosa ciudad de Valdivia, lugar que les regaló momentos inolvidables y amistades que perduraron a lo largo de los años.
La vida de Irma fue un viaje de descubrimientos y pasiones. Con una curiosidad insaciable, disfrutaba explorando distintos rincones de Chile y más allá de sus fronteras, siempre acompañada por una querida amiga. Su juventud estuvo marcada por un amor profundo por el dibujo, la alta costura, y una sorprendente habilidad para volar avionetas y manejar motocicletas y automóviles, habilidades que la distinguían y reflejaban su espíritu indomable.
Lectora ávida desde niña, Irma encontró en las historias de "La Pequeña Lulú" una fuente de alegría y travesuras, tanto así que sus amigos le dieron el cariñoso apodo de “Lulú”. Esta chispa de juventud la acompañó toda su vida, brindando alegría y risas a su familia y amigos.
El destino la llevó de vuelta a Vallenar tras la pérdida de su amado Oscar, donde encontró consuelo y fuerza en el amor de su hijo Oscar y su nueva familia. Como abuela, fue un pilar de travesuras y enseñanzas para sus tres nietos: Camila, Nicolás y Pablo. Los recuerdos de sus juegos y enseñanzas perduran en ellos, como un testamento de su espíritu alegre y amoroso.
Irma también era conocida por su carácter fuerte y decidido. No temía expresar sus descontentos, pero su esencia más destacada era su alegría contagiosa y su capacidad de vivir cada momento al máximo.
El 17 de julio de 2019, Irma dejó este mundo, pero su legado de amor, aventura y alegría permanece vivo en los corazones de quienes la conocieron. Nos despedimos de ella con el cariño y la gratitud por haber sido parte de nuestras vidas, y con la certeza de que su espíritu sigue volando alto, como en aquellas avionetas que solía pilotar.
Descansa en paz, querida Irma. Siempre serás nuestra Lulú, una estrella brillante en nuestro firmamento.
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